Esta semana quiero hablar del grande Tomi Ungerer, autor e ilustrador controvertido, que a lo largo de su vida siempre se ha presentado al mundo con su larga sonrisa y su mirada brillante y divertida.
Ungerer nace en Estrasburgo en 1931. Su padre es fabricante de relojes astronómicos, aparte de bibliófilo, ilustrador e inventor; muere cuandoTomi solo tiene cuatro años, pero consigue trasmitirle su curiosidad creativa. La madre también tiene una personalidad peculiar: apasionada de música, cuentacuentos y en parte curandera. Después de la muerte del marido, lleva sus cuatro hijos a un pueblecito de Alsacia, cerca de Colmar, y aquí Tomi crece en contacto con la naturaleza.
Su infancia es marcada por la ocupación alemana de 1939, en la que Ungerer experimenta de primera mano el significado de opresión y de censura. Ya acabada la guerra, en 1952, viaja por Europa en autostop; a su vuelta, después de una breve experiencia como militar en Argelia, se inscribe a la escuela de artes decorativas de Estrasburgo, pero al cabo de un año lo expulsan por indisciplinado.
Trabaja entonces como dibujante publicitario y escaparatista, pero su verdadera carrera como ilustrador empieza una vez llegado a Nueva York en 1956. Aquí publica sus ilustraciones en revistas y periódicos muy célebres como Life, Harper’s Bazaar, The New York Times y Esquire. Además edita su primer libro para niños The Mellops Go Flying.
Su vida ha sido apasionante, compleja y rica en experiencias (para profundizar su biografía te recomiendo este post de Ana Garralón, muy interesante) y, efectivamente, es difícil encasillarle en una sola categoría: autor infantil, cartelista, activista político, erotómano, caricaturista.
En todas estas diferentes expresiones yo veo de todas formas una intención común, la de retratar la realidad por como es, sin censurar lo malo que hay en ella, pero tampoco sin perder esa mirada ingenua capaz de encontrar también todo lo bueno que nos ofrece . Pero, ¿cómo hablar entonces a los niños de una realidad en la que comparten mesa hadas y ogros?
Tomi Ungerer lo ha conseguido a lo largo de su carrera, añadiendo un poco de dulzura y humor a las historias más tristes y sacando el lado bueno también de sus personajes más malos.
Es verdad que sus provocaciones le causaron muchos problemas, después de la publicación de sus ilustraciones eróticas para adultos, sus libros infantiles fueron prohibidos durante años en Estados Unidos. Tal vez uno pueda sentirse incómodo sabiendo que un autor para niños se dedica también a ilustrar temas más transgresivos, pero Ungerer siempre tenía bien claro su público de referencia.
Un niño claramente no puede comprender la sátira en una imagen erótica, pero un adulto sí, y, como el mismo Ungerer siempre se empeña en especificar, cada lectura tiene que llegar a su tiempo. Tampoco podemos pedir a un artista que limite su creatividad porque se sale de las categorías.
De todas formas, en su producción infantil, Tomi nunca tuvo ningún problema en hacerse entender por los pequeños, que comprenden muy bien cuando alguien les trata con respeto, y agradecen cuando se les dan responsabilidades y se les habla sinceramente. Tomi Ungerer introduce en sus textos la pesadilla, el lado “feo” de la realidad, pero sus pequeños lectores nunca han dejado de demostrarle su gratitud. De hecho, sus libros siguen en las estanterías de las librerías y cabe recordar que, no obstante los muchos años de censura en Estados Unidos, el autor recibió el premio de narrativa infantil Hans Christian Andersen en 1998.
Si llegara un extraterrestre a nuestro planeta ¿cómo lo acogeríamos? Del libro El Hombre Luna
El estilo más personal de un autor/ilustrador es su mirada hacia el mundo, su carácter único, no tanto la técnica con la que se expresa. Y esta voz propia, lo que se quiere decir, es lo más difícil de identificar – yo lo estoy aprendiendo por el camino 🙂 . En el caso de Tomi Ungerer lo que hace valiosa su obra es la capacidad de integrar lo grotesco, lo macabro, el miedo, con la dulzura de la niñez. Mostrando el mundo por sus dos caras, la positiva y la negativa, así sus libros resultan tan verdaderos (del tema macabro en la literatura infantil ya hablé en mi entrada sobre Edward Gorey).
Del libro Los tres bandidos
El punto de partida en la creación de Ungerer es preguntarse siempre ¿por qué no? ¿Por qué no hablar de algo que no corresponde a la idea que tenemos de los niños?
¿Por qué no puede nacer un perro de una familia de gatos? Del libro Flix
¿Por qué una señora no puede tener un pitón como animal de compañia? Del libro Crictor
Él mismo explica esta necesidad de ser real en sus muchas entrevistas (en particular recomiendo el documentario Far Out Isn’t Far Enough: The Tomi Ungerer Story, de 2012):
I can be awfully brutal and hard; I made a poster for classrooms of a big swastika with a hand that comes down and grabs little children. I really think children’s book artists should think more about reality, and about how to make children conscious that there are bad things in the world and that we have to fight against them.
In my children’s books, you’ll always find an element of fear. I think children are thrilled with fear, and they have to be taught how to get over it.
Los tres bandidos
Lo esencial que nos enseña Tomi Ungerer es que los niños tienen capacidad crítica, algo que muchas veces subestimamos
Children are born critical; they’re not stupid. They know what’s going on.
Ungerer también colaboró con la revista francés Philosphie, en la sección dedicada a los niños, donde respondía con un mixto de franqueza e ingenuidad a las preguntas de los pequeños lectores. En sus respuestas se puede admirar la increíble capacidad de Tomi de comunicar con el universo infantil.
¿Por qué un niño siempre debe querer mimos? Del libro Ningún beso para mamá
La grandeza de este autor está entonces en su habilidad de hablar de ciertos temas utilizando un leguaje en el que los niños puedan identificarse, y en no olvidarse nunca de mirar hacia el mundo como lo hacen ellos, con esa pizca de humorismo subversivo que vuelve las cosas más interesantes.