¿Cómo se aprende a leer una imagen fotográfica? Nos lo enseña el célebre fotógrafo Joel Meyerowitz en su libro ¡Mirar! Guia para acercarse a la fotografía con Joel Meyerowitz. Es otro de los libros dirigidos a la infancia que capturan a la primera el interés de los adultos. De fotografía hoy se habla continuamente, ya sea por las redes sociales como Instagram, por los móviles con cámaras siempre más sofisticadas , etc,…pero en general se desconocen los grandes fotógrafos que han hecho la historia. La fotografía, ya se sabe, no es solo una cuestión de filtros, es una forma de ver.
Cuando he visto por primera vez este libro me he parado a pensar que efectivamente en el sector de los libros infantiles se ve muy poca fotografía, mientras que, por el contrario, la realidad – sobre todo en sus aspectos más brutales- la mayoría de las veces se transmite a los peques a través del objetivo de una cámara. Desde el telediario al periódico, o por internet, imágenes de todo tipo son visibles a todos.
Como las otras artes, la fotografía tiene su propio lenguaje y es verdad que desde el punto de vista de un pequeño un dibujo es inmediatamente más evocativo. Pero esto pasa también porque a los niños les faltan las herramientas para saberla interpretar, y quizás es solo un estereotipo pensar en la fotografía como un lenguaje adulto. Por eso este libro me parece genial y de gran inspiración para apasionados de este medio de todas las edades.
El libro se estructura en una serie de fotografías individuales, a través de las cuales Meyerowitz ofrece una lectura de grandes maestros, como William Egglestone, Walker Evans, Henri Cartier Bresson, Eugène Atget, entre otros. Cada imagen va incluida en un tema más amplio, por ejemplo naturaleza muerta, acción, ángulos y perspectivas, etc… con la intención de enseñar concretamente las técnicas y las metodologías a la base de la mirada de un fotógrafo.
Las fotografías se acompañan con un comentario en el que el autor nos invita a mirar con más atención los detalles y a analizar con espíritu crítico algunos conceptos clave como la luz, el gesto, la composición y, sobre todo, cómo se transforma maravillosamente el mundo mirando a través del objetivo. También nos hace notar la diferencia entre un clic robado y otro más construido, o las citas, la simbología y el significado alegórico.
Todo esto sin utilizar una terminología demasiado “sectorial” sino con palabras que un niño de 10 años puede entender perfectamente, y con una claridad y síntesis que hacen de esta obra una lectura sobre la fotografía muy interesante para adultos también.
*las imágenes son de la versión original en inglés Seeing Things
Este libro me ha llamado la atención incluso por otra razón, que en parte ya te he mencionado al principio. Me parece que en los libros de narrativa para niños la fotografía es una gran ausente y cuando aparece no siempre los resultados son de lo mejor, a parte claramente los libros de ciencias en los cuales la imagen fotográfica tiene una utilidad didáctica funcional. Así que me puse a investigar y la verdad es que de ejemplos positivos encontré muy poco. Me pregunto si es que el lenguaje narrativo y fantástico del cuento mal se adapta al de la cámara, y si esto ocurre por falta de feeling entre las dos artes o simplemente por cuestiones prácticas que hacen que las editoriales sean reticentes, pienso por ejemplo en los gastos de impresión.
En el curso sobre la fotografía editorial La ventana indiscreta (que ya solo por el título me parece irresistible) y en un interesante artículo, la especialista en literatura infantil Ana Garralón responde a estas preguntas: ¿por qué no hay más libros para niños con fotografías? ¿Puede ser la fotografía narrativa? ¿Puede ser creativa? ¿O la seguiremos considerando como puro reflejo de la realidad? Me hubiera gustado mucho haber participado pero, en fin, tendré que esperar a la próxima edición para apuntarme 🙂 .
Otro análisis de este tipo lo hace la autora, ilustradora y crítica italiana Anna Castagnoli en su blog inspirador. De sus ejemplos me quedo con el fantástico libro de la fotógrafa francesa Sarah Moon, donde la fotografía demuestra su capacidad y potencia narrativa e imaginativa. Se trata de una versión de Caperucita Roja ilustrada con extraordinaria expresividad por las fotos de Moon y que me ha llevado a la conclusión de que en la ilustración de un libro no importa el medio, sino la capacidad del autor de desarrollar y presentarnos su propio mundo, de traducir una historia en un lenguaje personal e íntimo.
fotos del libro de Sarah Moon Le petit Chaperon Rouge
Y creo que a un peque, que es como una semillita de creatividad en potencia, a cuantos más lenguajes artísticos se le habitúe, ¡pues mejor!
Qué articulo más bonito. Muchas gracias. No conocía este libro. Es cierto que en los libros de narrativa para niños la fotografía es una gran ausente, al igual que en la educación, es precioso encontrarse libros de estas características, siendo que vivimos una sociedad totalmente fotográfica. Te invito a conocer fotografiaparacrecer.com. Muchas gracias!! Me ha encantado tu blog. Enhorabuena.
¡Muchas gracias por tu comentario Amparo! El tema de la fotografía en relación a los niños es realmente estimulante, me gustaría profundizarlo más adelante en el blog.
Y gracias por compartir tu trabajo, ¡es súper interesante! Los cursos tienen muy buena pinta 🙂
Un abrazo,
Claudia