Si conoces el Guggenheim de Bilbao seguramente has visto alguna vez la enorme araña que acoge a los visitantes a la entrada del museo. Una araña enorme, con patas larguísimas, ¿a qué artista se le puede ocurrir 😉 ?
Pues aquí te cuento un poco de su autora, la increíble artista francesa Louise Bourgeois (1911-2010), un icono del arte contemporáneo femenino. Si al ver la araña has sentido miedo o repulsión, que sepas que es justamente lo contrario de lo que Bourgeois quería expresar. Esta obra se llama Maman, y, como sus otras esculturas gigantes de arañas, que se encuentran por el mundo, representa la madre de la artista.
Pero ¡empecemos por el principio! He decidido contar brevemente la interesante y, en cierto sentido, conmovedora historia de esta artista aprovechando mi última compra, el libro Nana de tela de la editorial Impedimenta, escrito por Amy Novesky e ilustrado por la talentosa Isabelle Arsenault.
Este libro me ha encantado, sus ilustraciones expresan perfectamente la mezcla de ternura y rebelión que caracterizan a Louise Bourgeois. El texto se concentra en la infancia de la artista, periodo de elaboración de su relación con los padres y de su imaginario propio. Como en el caso de Niki de Saint Phalle, es precisamente en la niñez, y en la relación con la madre, donde se encuentran las raíces del proceso creativo de la artista.
El subtítulo del libro, la vida tejida de Louise Bourgeois, me parece muy apropiado, aparte de poético. En esta frase se resume su vida y su estética. Sus padres eran dueños de una galería especializada en tapices antiguos, es decir tejidos de grandes dimensiones que pueden representar ilustraciones de vario tipo. Así que Louise creció viendo a su madre cosiendo y reparando los tejidos deshilachados y estropeados por el tiempo, y ella misma aprendió el oficio al cumplir los doce años.
Todo su trabajo posterior es una elaboración de los traumas que Louise vivió en su niñez con las infidelidades del padre, en particular con su misma niñera y maestra, y después, la muerte de la madre a los 21 años. El respeto y amor que la artista sentía por su madre la llevaron a desarrollar una forma de desprecio por el padre, al que la misma Bourgeois define como un lobo, en comparación con la figura materna, más discreta e introvertida
Él era un lobo, y ella era una liebre racional, no era rencorosa y lo aceptaba como era
Y para Louise la figura paterna estará siempre relacionada con la traición, el orgullo y la arrogancia.
Por esta razón los temas que la artista desarrollará a lo largo de su carrera abarcan ámbitos como el género y la sexualidad, o el frágil equilibrio emocional entre dar y recibir al que cada uno hace frente durante su vida.
Otros dos conceptos centrales en la poética de Louise Bourgeois son la arquitectura y la memoria, donde la primera cobra sentido como expresión visual de la segunda. El pasado, así como la historia, se materializa a través de un ejercicio continuo, en el que el recuerdo se entreteje cuidadosamente con la invención, por lo que la memoria no tiene valor simplemente como recordatorio de eventos concretos, sino también como construcción de realidades imaginadas.
Pero a lo que íbamos, ¿Por qué representar a la adorada madre como una araña? Bueno, para Louise Bourgeois este insecto es un animal especial, continuamente absorto en su trabajo de tejer la telaraña, y si se rompe, pues a volver a construirla.
Si desgarras la tela de una araña, ella la teje y la repara sin alterarse
Así que la araña tiene un valor simbólico muy profundo, y es en realidad un homenaje hacia la figura materna
Prudente, paciente, conciliadora…perspicaz, indispensable…y tan eficaz como una araña
Para Louis Bougeois tejer se transforma en una manera de sanar, así que reúne todos los tejidos de su vida, los corta en pedazos y los vuelve a recomponer, dentro su obra.
Louise Bougeois fotografiada por Anne Leibowitz